Los problemas internos al interior de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, en torno al ingreso de nuevos miembros, parecieran tener una pequeña luz de esperanza para poder resolverse. Así al menos se entiende, después que Turquía aprobara el proceso de ratificación de la adhesión de Finlandia a la OTAN. Tras el hecho, EE. UU. acogió con satisfacción la decisión del Presidente Recep Tayyip Erdogan para este caso. Paralelamente, Washington aprovechó de alentar públicamente a Ankara a seguir en esa línea y «ratificar rápidamente también los protocolos de adhesión de Suecia» al grupo, país con el cual los otomanos habrían tenido más de un desacuerdo. «Estados Unidos está convencido que ambos países deben convertirse en miembros de la OTAN lo antes posible», se lee en un comunicado de prensa entregado a los medios, firmado por el asesor de seguridad nacional norteamericano, Jake Sullivan.
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