Tras disfrutar de lo que parecía el mejor de los escenarios en la lucha contra la pandemia, con un auspicioso porcentaje que miraba a un cercano horizonte del 100% de vacunados, las autoridades sanitarias pecaron de una falsa seguridad, olvidando que aún quedan más de un millón de personas que no están inoculadas. Ellas, por distintas razones, porque no creen o tienen temor de las consecuencias de las vacunas, serían supuestamente el vector transmisible de los últimos aumentos de contagios, que nos recuerdan que el virus sigue más presente que nunca en nuestras vidas.
La pandemia del Covid-19 llegó a cambiar al mundo en todas sus aristas. En el caso de Chile, el virus ingreso en forma incipiente, pero muy pronto los contagios se masificaron de tal forma, que colapsaron no sólo al sistema de salud a nivel nacional, sino que la red de asistencia de emergencia, provocándose en un minuto el temido déficit de camas asistidas en las unidades UCI.
Afortunadamente, pese al complicado escenario, gracias a la buena visión estratégica del actual Gobierno, se pudo realizar la compra “en verde” de millones de dosis no tan sólo de laboratorios chinos, sino además de una amplia gama de preparaciones puestas en el mercado, que juntas conformaron el Plan de Vacunación del país, el gran adalid de lo que muchos llaman “el milagro sanitario chileno”.
Con un 91,11% de la población vacunada, Chile quedó a la cabeza en Latinoamérica, en cuanto a programas de inoculación, lo que le otorgó ser exclusivo miembro del “Club de la Inmunidad de Rebaño”. El éxito al interrumpir la cadena del virus entre sus habitantes, provocó una protección contra el virus circulante, generando una baja sostenida de los contagios. O al menos, eso es lo que se creía.
Desafortunadamente, desde hace unas semanas a la fecha, los casos positivos volvieron a subir, gatillando un alza de las camas UCI por primera vez desde hace cuatro meses. Si bien el aumento es aún incipiente, quiebra el buen pronóstico que se había forjado en torno a tener controlada la pandemia en el país. Para el Minsal, los culpables de este retroceso, serían los no vacunados.
Fue tal la confianza de la autoridad sanitaria en creer que la situación estaba en un buen pie, que a principios de octubre, se desvinculó a 9 mil funcionarios de salud, tras el fin del Estado de Excepción. Al ser consultado, el Subsecretario de Redes Asistenciales, el doctor Alberto Dougnac, lo justificaba diciendo “En las buenas condiciones actuales, no son necesariamente útiles”.
Las últimas semanas, han demostrado lo errado que fue esa decisión. La pandemia no nos ha abandonado. Tal vez dio un respiro, pero sigue más presente que nunca. De hecho, la tasa de variación semanal de hospitalizaciones, según el Centro de Modelamiento Matemático de la Universidad de Chile, determinó que tras cuatro meses sin pacientes COVID, el uso de camas de urgencia UCI hoy marca un 5% de incremento.
Para el Minsal, este aumento de contagios y de uso de camas UCI con pacientes Covid,radicaría en que aún existen más de 1,2 millones de personas no vacunadas y que son los que hoy están en las UCI. Ello es especialmente grave en la R.M, zona que aporta el mayor número de nuevos contagios y que ostenta la cifra más grande de no inoculados.
Desde el Ministerio de Salud claman a quienes no se han incorporado al plan de vacunación, lo hagan a la brevedad. Mientras más demoren, se seguirán viendo aumento de casos sostenidos. Afortunadamente, la tasa de mortalidad, ha decrecido de forma importante, llegando en la última semana a un -36%, cifras que demostrarían la efectividad de las vacunas y que son el mejor argumento para convencer a los negacionistas.
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