Mal lo han pasado últimamente los habitantes de la provincia de Sichuan, al suroeste de China, con más de 84 millones de habitantes. Primero, tuvieron que soportar el verano más caluroso en más de 60 años con una cruel sequía, falta de energía por la escasa acumulación de agua en las represas. Luego, sufrieron la aparición de un brote de covid-19, que obligó a confinamientos y finalmente este lunes un terremoto de grado 6.8 en la escala de «Richter» , que ha dejado 65 muertos por el momento, 248 personas heridas y 12 desaparecidos. El violento sismo, produjo corte de líneas de trenes, rutas cortadas, desplome de edificios y deslizamientos de rocas, provocó el movimiento telúrico.
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