La Iglesia Ortodoxa rusa, Alexander Nevsky, en Jerúsalén, es el nuevo objetivo de Vladimir Putin. Por lo menos así lo planteó en una carta dirigida al Primer Ministro israelí, Naftali Benet. Todo se basa en una supuesta promesa hecha por su antecesor, Benjamín Netanyahu. La demanda de Putin, aparece justo después de que el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, se quejara que su homónimo israelí, criticara los crímenes de guerra en Ucrania y que el Kremlin acusara de doble estándar a los israelíes por su comportamiento con los palestinos.
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