Venganza, sería el motivo que impulsó a Victor Hugo Campillay, de 39 años, a convertirse en el protagonista de una balacera fatal, que dejó como saldo un venezolano muerto y el mismo abatido por Carabineros. Todo comenzó cuando al volante de un automóvil sedan blanco, sembró el terror en la noche del martes en Calama. El tirador, concurrió hasta la Primera Comisaría de esta ciudad nortina, donde efectuó cinco disparos que dejaron dos personas heridas. Luego, escapó a toda velocidad hasta el terminal de buses calameño, donde disparó a un grupo de venezolanos, matando a uno e hiriendo a otros tres. Ahí Carabineros le dio alcance, ante lo cual embistió el auto contra personal policial, obligando a los funcionarios a abatirlo. Campillay lideraba una banda delictual familiar. Uno de sus delitos habituales era el robo de cobre. Hace unas semanas uno de sus hijos falleció en un ajuste de cuentas, frente a una banda venezolana enemiga del sector. Días después, otro hijo fue arrestado por Carabineros y dejado en prisión preventiva por robo de auto, hechos que serían lo que gatilló su fatal actuar la noche del martes.
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