El agua es omnipresente | Publimicro

El agua es omnipresente


Daniel Maturana Caballero
Bioquímico en Kendel SpA
Red de Mentores UST

La escasez hídrica es un tema del pasado. Suponer ahora los problemas por la sequía o el arbitraje de los derechos no llenará las cuencas ni las napas. La discusión debe centrarse en las soluciones sociales y tecnológicas al respecto. Desde el punto de vista social, más allá de las contingencias políticas o las culpabilidades de lado y lado, existe un lenguaje unificador (en el mejor de los casos) que es la legislación. Por su parte, las soluciones tecnológicas suponen la desalación de agua de mar debido a su enorme disponibilidad, pero de nuevo, el lenguaje unificador (esperemos) es la legislación. En ambos casos carecemos de un punto en común.

Hoy debemos escarbar entre varias normas y someternos a varias entidades fiscalizadoras (incluso con distinciones entre regiones) para operar e instalar una planta desalinizadora, lo cual genera un problema socioambiental, ¿a quién reclamamos ante una operación desregulada?, o de raíz, un problema tecnológico, ¿vale la inversión para el beneficio?
La aparente dicotomía es un espejismo que espera dilucidarse con una inminente la proclamación de un cuerpo legal unificado sobre desalación. Desde 2019 están presentados los últimos informes ante el poder legislativo que descansan —por razones técnico-jurídicas— esperando decantar. Estos informes, sumados a varias tesis del tema, asumen el problema legal y discuten sobre la pertinencia con la cual se trabaja el agua de mar como un derecho inalienable de los chilenos. También han aparecido guías de manejo ambiental que apoyan el levantamiento eficiente y efectivo de las plantas.

El olvido de la crisis del agua como un problema inmediato nos lleva al error de imaginar mundos futuros o generaciones venideras que deberán luchar por el tema, pero lo sustentable rompe en nuestras narices y la virtud de tener agua disponible para varios usos nos ha traído a colación el racionamiento en zonas urbanas y el imperativo de tener regulaciones modernas sobre el tema.

La esperanza está puesta en los avances políticos del poder legislativo, sumado al trabajo en conjunto público-privado de las entidades correspondientes. Pero también está puesta en aquellas personas que trabajan con las tecnologías y proponen soluciones, de tal manera que, si la escasez llega a un punto sin retorno, tengamos la discusión actualizándose y no generándose. Ya ni siquiera es «por los que vendrán», ahora debe ser «por nuestra propia vejez». Y aun creo que nos quedamos secos.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Publimicro.

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