Tras el arresto el 10 de diciembre, de un policía de origen serbio en Kosovo, surgieron espontáneamente bloqueos de tres distintos pasos fronterizos, encendiendo nuevamente los históricos enfrentamientos entre serbios y kosovares. Las protestas de adeptos a Belgrado, fueron escalando en tensión, e incluso se pensó en un posible nuevo conflicto bélico en la zona. Afortunadamente, parece que la cordura primó ante todo. El mérito sería del Presidente de Serbia, Aleksandar Vicic, quién habría aconsejado a los serbiokosovares a deponer su actitud. Ello significó que poco a poco, se fueron eliminando los bloqueos de los camioneros y levantado las barricadas en el lado serbio. Cabe recordar que previo a las barricadas, el gobierno de Pristina, había ordenado que todas las patentes serbias de autos que circulaban en Kosovo, debían ser retiradas y ocupar las de este último país, dentro de un plazo determinado, o se les aplicaría una multa. Muchos serbios kosovares desoyeron la solicitud y decidieron renunciar a instituciones estatales kosovares, entre ellas la policía.
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