Se aproxima el verano, y las altas temperaturas se dejan sentir, y entre ellas las olas de calor cobran relevancia en especial para los adultos mayores, pues pueden causar mortalidad y morbilidad que no son evidentes de forma inmediata debido a varias causas, según alerta la Sociedad de Geriatría, en particular para aquellas personas con múltiples enfermedades o que se encuentran más vulnerables. Dentro de las manifestaciones clínicas más evidentes de un golpe de calor, se encuentran el dolor de cabeza, fatigabilidad, mareos, hiperventilación, somnolencia, pérdida de funcionalidad, cambios en el apetito, caídas, desorientación e incluso agitación. Clínicamente el adulto puede mostrar señales como disminución de la orina, enrojecimiento en la piel, ausencia de sudoración, calambres, cambios en el nivel de conciencia, entre otras. Además, se debe poner atención a síntomas que deriven de una reacción de la terapia de base que impacte negativamente a la persona mayor, pues al verse más concentrada por la deshidratación, y afectada su eliminación por el riñón, puede aumentar el efecto del fármaco siendo contraproducente. Por ejemplo, diabéticos que usan insulina, o enfermos del corazón que utilizan diuréticos u otros antihipertensivos. Las autoridades de salud, recomiendan mantener una hidratación adecuada, evitar alcohol y mantener un buen ventilamiento del hogar, entre otras prevenciones.
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