De forma clandestina, las valientes mujeres afganas, a quienes se les ha prohibido la educación secundaria y universitaria, se atreven a continuar con sus estudios. Muchas profesionales y jóvenes a punto de egresar de la universidad, son las encargadas de impartir clases a niñas y mujeres jóvenes entre 12 y 23 años. El único requisito que plantean estas profesoras a sus alumnas, es jamás revelar que están en la escuela y no confiar en nadie. Por su parte los vecinos, dan la alarma cuando hasta el edificio donde se imparten las clases, acuden las autoridades del régimen de Teherán. Otra forma ampliamente utilizada por las afganas, en esta verdadera batalla contra la discriminación, es principalmente tomar masivamente clases online.
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