63 soldados rusos murieron tras el ataque ucraniano realizado este lunes 2 de enero, cuando cuatro misiles incendiarios impactaron su base de operaciones en Makiivka, en la región de Donetsk. Se trataría del ataque con 6 misiles HIMARS de producción norteamericana, los cuales -según fuentes militares rusas- la defensa antiaérea del gobierno de Moscú, logró interceptar dos de ellos. Según fuentes de Moscú, la gran destrucción se produjo por un fatal error, ya que en el lugar se almacenaban municiones, sabiendo que el sitio estaba al alcance del fuego ucraniano. La versión ucraniana señala que hubo al menos 400 muertos y 300 heridos.
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