Para muchos en Alemania, darse un baño de agua tibia pronto podría convertirse en un lujo. Una de las principales ciudades portuarias del país, Hamburgo, ya ha advertido a sus ciudadanos que podría tener que recurrir al racionamiento del agua caliente, a medida que se intensifique la crisis energética, producto de la guerra ente Rusia y Ucrania. La apuesta por Alemania, la economía más grande de Europa, se pondrá más difícil ya que Rusia, afectada por las sanciones internacionales, ha decidido convertir la energía en un arma.
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