La situación del transporte en Chile se ha complicado notablemente tanto por aire como por tierra, debido a una serie de movilizaciones laborales. Por un lado, los trabajadores de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) han provocado atrasos y cancelaciones en los vuelos a lo largo del país. Por otro lado, el Sindicato N°2 de Turbus, que representa a 400 choferes y auxiliares, ha anunciado una huelga a partir de la medianoche del miércoles, lo que afectará especialmente los viajes al norte del país. Esta decisión surge tras fracasar en alcanzar un acuerdo en la mediación de la Inspección del Trabajo, lo que convierte la huelga en una acción legal y potencialmente prolongada. Turbus, que es el principal operador de transporte interurbano en Chile, enfrenta este conflicto laboral en un contexto financiero difícil, con pérdidas millonarias reportadas durante los últimos años. El impacto de la huelga se sentirá más fuertemente en las rutas hacia el norte, aunque también afectará los servicios en las zonas centro y sur del país. Esta paralización podría significar pérdidas significativas tanto para la empresa como para la conectividad nacional, exacerbando la presión sobre un servicio esencial para muchos ciudadanos. El sindicato critica que la empresa, pese a estar preparada para soportar las pérdidas de una huelga, no haya hecho lo suficiente para satisfacer las demandas de los trabajadores, lo que subraya la tensión entre la gestión y la fuerza laboral.
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