Argentina sigue hundiéndose cada vez más, en un pantano de la mediocridad económica, como nunca antes se había visto. Mientras eso sucede, la economía de quién fue uno de los países más ricos del mundo, se viene literalmente abajo. Ejemplo de ello, es la escasez de combustible que están sufriendo en todas las ciudades trasandinas, donde el crucial elemento, se ha vuelto -como muchas otras cosas- inalcanzables para los bolsillos de los argentinos. Ello hace pensar a automovilistas particulares, transportistas, productores del campo y empresas de todo tipo del país, que es el resultado de una suerte de tormenta perfecta, pero que las empresas del sector energético creen que la escasez de “nafta”, se resuelve de manera bastante simple: aumentando los precios en los surtidores. Para la mayoría de los expertos, hubo coincidencias en que en los últimos días la demanda de combustibles aumentó hasta el 15% respecto de 2022, influenciada por hechos como el fin de semana XXL del 13 al 16 de octubre, mayor actividad del campo y aumento del consumo el fin de semana electoral por expectativa de devaluación y aumento de precios (que efectivamente hubo). Por ahora, dicen los conductores argentinos, conseguir combustible, se ha vuelto “un producto sólo para ricos”.
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