Sebastián Fuentes Barraza
Sociólogo
Hace ya unas semanas, en nuestro país se anunció la creación de una “comisión contra la desinformación” siguiendo la línea de la Unión Europea, que había mandatado crear foros para combatir la desinformación, pero de los cuales no nos llegaron noticias sobre las medidas encontradas para combatirla. Así, se nos habría la posibilidad de ser pioneros en encontrar nuevas medidas.
La creación de nuestra comisión no estuvo exenta de polémica, tanto por su gestación (patrocinada por el Gobierno y alojada en el Ministerio de Ciencia) como por su composición (no convocó representantes de medios de comunicación y su objetivo se redujo solo a la desinformación en plataformas digitales). Pero más allá de esas inquietudes, llama la atención que estas comisiones existan, porque ¿Se puede vivir en un mundo libre de desinformación?
La desinformación es una problemática que con seguridad ha afectado a los seres humanos de este mundo desde su albor. En las cavernas, uno de los primeros humanos que se llevaba mal con el resto pudo decir: “salgan, el tigre dientes de sable no está cerca”. La desinformación está allí sin intención para quien se pueda equivocar escuchando una noticia y replicándola mal, está allí con intención para quien pueda esparcir un rumor sin fundamentos o una mentira, e incluso está allí para quien sospeche algo contrario a lo que se ha comprobado hasta ese momento, a espera que el tiempo le pueda dar la razón.
En definitiva, parece ser que la desinformación está presente donde haya humanos y eso incluye a las plataformas digitales. Un mecanismo efectivo para reducirla es promover la alfabetización digital, que permitiría tener ciudadanos preparados para usar los medios digitales, que se sirven de información de calidad y saben contrastar fuentes. Otro mecanismo, esta vez implacable, es la censura, que en lo esencial, implica aplastar el derecho fundamental de libertad de expresión.
Pero como se planteó en un inicio, podríamos haber esperado los informes de nuestra comisión y ver si lograban solucionar esta problemática con una novedad que no contemplamos. Pero, al mismo tiempo que la comisión sesionaba por primera vez, esta vez sí llegaron noticias de Europa, porque Thierry Breton, Comisario Europeo de Mercado Interior y Servicios, ha explicado sin ambages en la televisión de Francia, que se aplicará desde el 25 de agosto una ley en Europa capaz de bloquear contenidos en las redes sociales, que estén relacionados a “incitación al odio” y “llamados a la violencia”. A falta de mayores especificaciones, por ahora serían estos dos casos a espera que la lista se pudiera incrementar, pero queda claro que la censura es la herramienta escogida.
De este anuncio, podemos sospechar que en realidad vamos atrasados y de pioneros no tendremos nada, que lo que sucede en Europa llegaría siempre después a nuestro país, y que lo que se hará a partir de agosto en Europa podría ser lo que se hará en un futuro en Chile. Y a partir de allí, no sería negativo si lo que se censura son delitos, pero ¿Quién determinará lo que sería una incitación al odio? Y si llega el caso ¿Quién determinará lo que sería desinformar?
El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Publimicro.
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