Es muy difícil aventurar los resultados de una elección primaria presidencial. Por lo general, las encuestas, como instrumento de medición, no predicen a ciencia cierta los resultados de una primaria. Las características y naturaleza de estas elecciones suelen ser distinta a una elección general. Depende mucho del ordenamiento y movimiento de las bases políticas de cada partido. De la capacidad orgánica y logística que tienen los partidos y movimientos sociales de llevar gente a votar. Recordemos que se trata de una elección voluntaria y, habitualmente, no da cuenta de la opinión de la ciudadanía en su generalidad. Recordemos lo que pasó en las elecciones primarias anteriores en que, las principales encuestas nacionales, daban por ganadores en primarias a los candidatos Lavín y Jadue, lo que finalmente no sucedió. Por otra parte, las primarias presidenciales como instrumento democrático de definición política de candidatos es un mecanismo que no está libre de controversia. Devela el interés de los distintos partidos políticos y “lotes” internos, de hacerse con mayor espacio y poder. Sin ir más lejos, estos últimos días hemos visto una serie de rencillas y peleas, a la interna y externa, entre partidos y entre personajes políticos de la esfera pública. El equilibrio del poder político en una elección primaria es como una delicada balanza múltiple, donde cada candidato que se baja o sube a la balanza, hace que otro sea beneficiado o perjudicado. Y es que cuando el “poder” está en juego, son muchos los que lo ambicionan y están dispuestos a vencer, aunque implique un alto costo en términos de convivencia política.
Pensando en las primarias presidenciales del próximo 29 de junio en nuestro país, vemos que poco a poco la primaria de la centroizquierda se está consolidando como la más “justificada”. Y esto porque al parecer existe un mayor acuerdo político de las bases y partidos en que el mecanismo de la primaria es la forma en que se debe resolver al candidato o candidata que representará las ideas y programa de esta fuerza política. La conformación de esta primaria no ha estado exenta de problemas frente a los distintos acuerdos y alianzas que vemos entre las distintas facciones involucradas. A diario nos enteramos por los medios, de los mensajes, dichos y entredichos, emplazamientos, llamamientos y solicitudes, entre los distintos candidatos, representantes de partidos y agentes políticos de relevancia, respecto a las lealtades y defensa de las distintas ideas. Esto puede ser perjudicial pues se aleja de la siempre deseable “sana competencia”. Y este punto resulta clave pues en un contexto de primaria presidencial es donde la ciudadanía comienza a visualizar las reales capacidades y competencias de gobernabilidad que otorgan las bases políticas a un determinado o determinada “Lider”. La voracidad y ferocidad de una primaria no puede llegar al punto de quemar los fusibles antes de tiempo, es decir, antes de enfrentar la competencia final que es la segunda vuelta. Por lo tanto, es fundamental cuidar “las formas” para no dar ventajas al contrincante final.
Por otra parte, las fuerzas de centroderecha muestran una leve desventaja, y es que demostraron que no fueron capaces de configurar una primaria entre todas las fuerzas políticas del sector al no llegar a un acuerdo con el ala más extrema. Esto constituye una merma significativa a la gobernabilidad al no contar con liderazgos que permitieran conformar una primaria amplia. Es una prueba de que las ideas de la centroderecha están más distanciadas, unas de otras, en comparación a las ideas de la centroizquierda y, por ende, mayor dificultad de ordenar y comandar las huestes en el caso de gobernar. La primaria de la centroderecha se nota débil y forzada en comparación a la de la centroizquierda.
Además, la primaria tiene la ventaja de otorgar mayor visibilidad a los candidatos, sus ideas y planteamientos. Al tiempo que aumenta el conocimiento de cada candidato, la ciudadanía comienza a “masticar” sus propuestas lo que constituye un adelanto de su programa de gobierno de cara a la segunda vuelta y donde se pueden sumar luego, nuevas ideas de los otros candidatos del bloque. Por último, una primaria es una medida importante para determinar los movimientos de la aguja democrática en cada bloque político.
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