No pasar frío debería ser un derecho | Publimicro
NO PASAR FRÍO DEBERÍA SER UN DERECHO

No pasar frío debería ser un derecho

Las experiencias vividas en relación al frío extremo de los inviernos de Talca, convocaron a Corporación Ciudadanía, Fundación Tralkan y al Centro de Investigación Social Contextus, a reflexionar sobre las condiciones en la que la población talquina enfrenta este período del año.

EL FRÍO, UN INDICADOR INVISIBILIZADO EN LOS FACTORES DE PROBREZA MULTIDIMENSIONAl

El frío no cuenta con subvención estatal ni política pública de mitigación, a pesar que acorta los años y asesina en silencio a la población más vulnerable que con escasos recursos, intenta enfrentarlo; al igual que el hambre, el frío debiese ser un indicador de pobreza.

Revisando antecedentes en relación a los niveles que alcanzan las bajas temperaturas en los meses de otoño e invierno, se identificó al FRÍO como un indicador invisibilizado en la condición en que se enfrenta la probreza multidimensional de nuestro territorio. Días más extremos presentaron mínimas promedio de 2°C a 7°C a partir de mediados de junio y fines de julio del 2020 en Talca.

LA CARGA ECONÓMICA PARA ENFRENTAR EL FRÍO

El frío es invisible, dudoso, pareciera que hasta es subjetivo; no encuentra solidaridad, ni indignación, no está presente en las demandas que exhiben letreros o lienzos en marchas que demandan acortar la brecha de desigualdad social; no hay movimientos ni manifestaciones que levanten banderas para exigir contar con los medios y recursos para enfrentarlo. Por el contrario, se ha naturalizado “vivir con frío”, “trabajar con frío” y “pasar frío”, recayendo en la intimidad de cada hogar, lugar de trabajo e institución, procurar resolver los problemas que representa.

Al ingresar en los meses de frío extremo, se requiere imponer una nueva carga financiera en los gastos de las familias, empresas e instituciones diversas, período en que principalmente las familias de los sectores más vulnerables de la ciudad, son las más afectadas, debiendo tomar elecciones complejas y difíciles sobre dónde y cómo distribuir sus recursos. Muchas veces, ajustando la canasta familiar mensual, con la finalidad de contar con dinero para el gasto en calefacción.

LOS MÉTODOS DE CALEFACCIÓN PARA ENFRENTAR EL FRÍO IMPACTAN EL MEDIOAMBIENTE

Surgen entonces decisiones de calefacción que alteran y dañan la calidad del aire. Cifras de la Superintendencia de Medio Ambiente (SMA) en el Maule durante el 2020, señalan que la leña es utilizada para la calefacción de forma masiva. También, mucha leña que se encuentra en malas condiciones o no es apta para el uso como calefacción, por ejemplo, madera húmeda o quemar madera impregnada con sales de CCA que libera arsénico al aire; esta situación es responsable del 87% del total de emisiones de material particulado fino de la zona centro-sur de nuestro país, situación que aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiorespiratorias crónicas.

Es así como, centros de salud en invierno se saturan principalmente de niños y niñas, con complejos cuadros respiratorios. Importante mencionar, que al calefaccionarse con braseros u otros artefactos que combustionan dentro del hogar (carbón, parafina, gas natural) las personas inhalan directamente monóxido de carbono, afectando la capacidad de la sangre para transportar oxigeno. El riesgo por intoxicación por CO, es particularmente grave en niñas y niños debido a que respiran más rápido y, por lo tanto, inhalan más CO con posibilidad de envenamiento con resultado fatal.

EL FRÍO ASESINA LENTA Y SILENCIOSAMENTE

Antecedentes del área de la nutrición en Talca, señalan como habitual que población adulta mayor presente bajas importantes de peso en otoño e invierno, debido a que en dicho período deciden levantarse más tarde y acostarse más temprano, comportamiento que les permite enfrentar el frío de esos meses, evitando o reduciendo los tiempos de uso de la calefacción como medida de ahorro financiero; por tanto, modifican horarios de alimentación y reducen su movilidad. Ambas situaciones provocan serios daños a su salud, acortando sus expectativas y calidad de vida.

Las personas normalmente mantienen una temperatura corporal relativa a los 37°C, y el mantenimiento de esta temperatura es fundamental para la supervivencia. La regulación de la temperatura normal es necesaria. Un par de grados desafiarán la termorregulación natural del cuerpo y lo pondrán en riesgo. Cuando la temperatura del cuerpo se enfría, el cerebro se prepara para dormir. En invierno el sistema inmunológico está más expuesto, se eleva la probabilidad de contraer afecciones, se debilita la respuesta defensiva de las mucosas respiratorias, puerta de entrada de agentes infecciosos. Por lo tanto, hay más posibilidad de desarrollar todo tipo de virus y bacterias durante estaciones invernales. Somos más susceptibles al contagio de patógenos, incluido el Covid-19.

¿CÓMO AFECTA EL FRÍO EN EL RENDIMIENTO ACADÉMICO?

La pregunta se relaciona con el microclima saludable que debiese estar presente en los centros de educación: ventilación, temperatura y humedad (calidad del aire interior IAQ), que afecta a estudiantes y profesorado, siendo este un tema gravemente descuidado, aunque impacta significativamente, tanto los logros en el aprendizaje como el bienestar global. Basado en evidencia disponible y consistentemente con la OMS y directrices de la Comisión Europea para la calidad del aire interior, la Cátedra UNESCO de Educación para la Salud y Desarrollo Sostenible propone variadas recomendaciones que incluyen sugerencias en controlar la temperatura y la tasa de humedad que idealmente debería ser 45% -55%. Importante indicar que, en la ciudad de Talca, los niveles de humedad en invierno superan el 80%, situación que a veces no se maneja ni controla al interior de escuelas.

La exposición constante al frío en el aula, puede provocar desánimo y desconcentración. Además del riesgo de enfermedades, afecta la memoria y habilidades cognitivas, provoca sueño, vale decir, altera el proceso de aprendizaje. Las bajas temperaturas presentes en centros de educación, hogares y lugares de trabajo en Talca, impacta negativamente las necesidades básicas fisiológicas, generando desconcentración en lo que se está haciendo, poniendo en riesgo a las personas. La temperatura ideal para una sala de clases es de 22°C, sin embargo, el decreto 548 del Ministerio de Educación, establece que las salas deben tener al menos 12°C, recordemos el caso del “liceo iglú”, en el que estudiantes del Liceo Galavarino en San Pedro de La Paz en 2018, monitorearon la temperatura de su salón en 4°C con una sensación térmica de 0°C.

ALCANZAR O ASOMARSE AL CALOR DE HOGAR, ES UN PRIVILEGIO

Habituales son las cuotas que intentan reunir algunos grupos de apoderados y apoderadas para generar recursos destinados a calefaccionar las salas de clases y favorecer el bienestar de los alumnos y que puedan concentrarse en el aprendizaje.

El acceso a la calefacción limpia, para muchas familias y trabajadores, resulta ser casi un privilegio por los costos que conlleva. Pasar frío en el aula o el lugar de trabajo, constituye un factor de pobreza muy claro. Se requiere con urgencia, abordar el frío como política pública que mejore las condiciones de calefacción de los colegios, lugar de trabajo y las viviendas.`

Lorena Arán, Directora Ejecutiva de Corporación Ciudadanía 

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