Parece un libreto de una película de ciencia ficción, pero no lo es. Aunque cueste creerlo, es un hecho que está a la vuelta de la esquina. Una “biocomputadora” impulsada por células cerebrales humanas, podría ser una realidad en la próxima década, afirman investigadores estadounidenses. Los científicos de la Universidad Johns Hopkins, llamaron a la tecnología «inteligencia organoide», señalando que esta permitirá expandir exponencialmente las capacidades de la informática moderna y creará nuevos campos de estudio. Durante casi dos décadas, los científicos han utilizado pequeños organoides, tejido cultivado en laboratorio que se asemeja a órganos completamente desarrollados, para experimentar con riñones, pulmones y otros órganos sin recurrir a pruebas en humanos o animales. Según Thomas Hartung, profesor de ciencias de la salud ambiental en la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg, la informática y la inteligencia artificial que impulsaron la revolución tecnológica han tocado techo. Y la biocomputación puede ayudar a «superar nuestros límites tecnológicos actuales», señaló.
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