En la ciudad de Szegen, al sureste de Hungría, a 2.000 metros de profundidad se encuentran las aguas subterráneas calientes, solución que liberaría al país de la dependencia del gas ruso. 80% del gas utilizado por Hungría proviene de Rusia y en Szeged constituye el 100%. El proyecto para desarrollar obras de calefacción geotérmica, tiene una inversión de 51 millones de dólares y se calcula que estará terminado en 2023. Con 250 kilómetros de tuberías se entregará electricidad a una ciudad de 160.000 habitantes, reduciendo en 60% las emisiones de gas de efecto invernadero.
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