Yasmani Acosta, tras un impresionante combate, se adjudicó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de París 2024, enfrentando al legendario luchador cubano Mijaín López, quien obtuvo su quinto oro olímpico. Esta hazaña se convierte en un momento histórico para el deporte chileno en la lucha grecorromana, una disciplina en la que Chile no había sido previamente competitivo. El recorrido de Acosta hasta este punto estuvo marcado por un sueño que inició hace nueve años, cuando desertó de la selección cubana durante una concentración en Santiago. Su determinación y sacrificio han culminado en esta medalla, la cual simboliza no solo su éxito personal sino también su deseo de fomentar el deporte en su país adoptivo.
Acosta y López compartieron muchos años de entrenamiento en Cuba, donde Yasmani comenzó como sparring de López. A lo largo de los años, esta relación de compañerismo y respeto mutuo ayudó a forjar el carácter competitivo de Acosta. El enfrentamiento en París fue no solo una competencia, sino también un emotivo reencuentro entre dos grandes luchadores que han compartido tanto dentro como fuera del tatami. En la final, aunque el marcador fue 6-0 a favor de López, Acosta demostró tenacidad y espíritu de lucha. Después del combate, ambos atletas compartieron un momento de profundo respeto y reconocimiento mutuo, celebrando no solo sus logros personales sino también su amistad y trayectorias compartidas. Esta medalla de plata no solo es un triunfo para Acosta sino también para el deporte chileno, promoviendo la lucha grecorromana y el deporte en general como medios de desarrollo personal y comunitario.
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