Cuando falta casi un mes para que llegue marzo y con ello, la vuelta a clases de los estudiantes, muchas familias aprovechan el verano para comprar útiles y uniformes, pero otras ocupan los días de vacaciones, para otro aspecto clave a considerar antes del inicio de clases: realizar un control médico preventivo para evaluar la visión y audición de los escolares. Se estima que el 80% de los estímulos que reciben los niños provienen del sentido de la vista. Por ello, cualquier alteración puede traducirse en problemas de aprendizaje, déficit atencional o incluso diagnósticos erróneos, como dislexia. La Dra. Olga Acuña, oftalmóloga pediátrica de Clínica Universidad de los Andes, explica que: «A partir de los 4 años, se debe realizar un estudio completo de la visión del niño. Sin embargo, si presentan síntomas como desvío ocular, lagrimeo persistente o dificultades en actividades de motricidad, es importante acudir antes a un especialista”, señala la especialista. Entre los problemas oculares más comunes se encuentran: Miopía: Dificultad para ver de lejos; Hipermetropía: Cuando es alta, afecta la visión tanto de cerca como de lejos; Astigmatismo: Produce una visión distorsionada de cerca y lejos; Ambliopía (ojo vago): Deficiencia en el desarrollo visual causada por una estimulación insuficiente durante la infancia. La oculista infantil sugiere además, realizar chequeos visuales que permitan diagnosticar patologías como estrabismo o catarata infantil que, aunque menos frecuentes, requieren tratamiento temprano.
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