Tras la invasión rusa a Ucrania, al menos dos millones de refugiados ucranianos se encuentran al otro lado de la frontera. Muchos civiles debieron tomar algunas pocas pertenencias y fueron obligados a viajar a la Federación Rusa. Estos ciudadanos ucranianos ahora emprenden una odisea para abandonar el país, con destino a naciones vecinas. Uno de ellas es Estonia, desde donde reciben ayuda de una red secreta rusa. En la frontera se les pregunta los refugiados qué piensan de la “operación especial” y si tienen conocidos en las tropas ucranianas, y toman huellas dactilares.
Suscríbete al boletín:
Suscribete Gratis