El presidente estadounidense Donald Trump ha anunciado una expansión significativa de la ofensiva militar contra el narcotráfico, declarando que su administración iniciará «muy pronto» ataques terrestres en Venezuela. Durante una reunión de gabinete, Trump afirmó: «Vamos a empezar a realizar esos ataques también en tierra. Sabemos dónde viven los malos, y vamos a empezar a hacerlo muy pronto». Esta declaración marca una escalada en una campaña que hasta ahora se había centrado en bombardear embarcaciones sospechosas de transportar drogas hacia Estados Unidos. Trump no descartó extender estas operaciones a otros países, advirtiendo que cualquier nación involucrada en el tráfico de drogas hacia territorio estadounidense podría ser objetivo de ataques. En referencia a Colombia, mencionó: «Colombia tiene fábricas enteras de cocaína, cualquier país que hace eso es susceptible de ser atacado, no sólo Venezuela». Esta postura refleja una estrategia más agresiva para combatir el narcotráfico, justificada por la administración como necesaria para proteger a los ciudadanos estadounidenses. La ofensiva ha generado controversia, con revelaciones sobre un segundo ataque a una embarcación en septiembre, ordenado supuestamente por el jefe del Pentágono, Pete Hegseth, lo que ha llevado al Congreso a considerar una investigación por posibles crímenes de guerra.
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