El martes 18 de junio, Playa Negra en Penco, Región del Biobío, se vio afectada por fuertes vientos que provocaron cortes de suministro eléctrico, caída de postes y voladura de techos. Los vecinos reportaron zumbidos y ráfagas repentinas, atribuyendo los daños a un inesperado tornado, inicialmente diagnosticado como tromba marina. La Armada confirmó posteriormente que se trató de un tornado terrestre, explicando que, a diferencia de las trombas marinas que se forman sobre el mar, este fenómeno ocurrió en tierra firme. Tanto los tornados como las trombas marinas son fenómenos climáticos ocasionales en Chile, aunque no son nuevos y han sido documentados a lo largo de la historia del país. Recuentos históricos destacan eventos significativos como el tornado de Valdivia en 1881 y la tromba marina en Concepción en 1934, este último causando múltiples víctimas y graves daños materiales. Estos fenómenos, aunque raros, ocurren principalmente entre mayo y agosto debido a la actividad frontal en la zona centro-sur. Expertos como Raúl Valenzuela de la Universidad Estatal de O’Higgins subrayan la importancia de mejorar el sistema de alertas, señalando la falta de radares Doppler como un obstáculo para una alerta temprana efectiva. Aunque no hay certeza sobre un aumento en la frecuencia de estos eventos, la mayor conciencia y la disponibilidad de cámaras han aumentado los reportes y la percepción pública de estos fenómenos extremos en Chile.
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