En pleno casco histórico de Curicó, y gracias a la curiosidad de una arquitecta que vive en la calle Rodríguez, se logró identificar bloques de piedra de adoquines conocidos como “dovelas”, mientras se hacían trabajos en la vía pública. Paulina Núnez, que había tenido ramos de construcción antigua en su formación de arquitecta, más otros de arqueología, pudo ver el “tesoro histórico” que este hallazgo resultaba para la gente con conocimiento. “Estos bloques tienen una antigüedad de más de 200 años. No se trataban de simples y normales piedras, sino que tras, claramente había un trabajo prácticamente artesanal”, comentó la arquitecta Núñez. Desde el momento en que los halló, la profesional se ha dedicado a un trabajo de preservar y rescatar estas dovelas, con la ayuda de historiadores. Su objetivo es establecer un museo histórico para Curicó, valorando los tesoros arqueológicos y arquitectónicos que posee la ciudad, como el Cementerio Indígena en Tutuquén, y ahora estos bloques de adoquines. “No se trataban de simples y normales piedras, sino que tras ellas, claramente había un trabajo prácticamente artesanal”, comentó Paulina Núñez.
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