La evolución en el tiempo de la efectividad de las vacunas y una supuesta disminución de los anticuerpos producidos por ellas, además del riesgo que significa la peligrosa variante Delta, cepa mutante al parecer inmune a los actuales fármacos, ha obligado que en Chile se ha decidido implementar un reforzamiento de la vacunación. Por ahora, se ha optado por una tercera dosis distinta a la original que se colocó mayoritariamente.
En todo el mundo, la principal lucha contra el virus del Covid, no ha sido la prevención y los protocolos sanitarios para evitar contraer el virus, sino las esperanzadoras campañas de vacunación, ampliamente incentivadas como la principal herramienta para vencer esta pandemia. Ellas estarían funcionando y brindarían a los inoculados más del 90% de protección contra enfermedades graves y la muerte. Pero, paradojalmente, algo estaría fallando.
Si supuestamente las dosis de las distintas vacunas lograrían el efecto deseado, ¿entonces, porqué se estaría necesitando una tercera dosis de refuerzo? ¿Cómo puede ser que las vacunas y la necesidad de una tercera dosis sean verdad?. La respuesta, según los científicos, se encontraría en las mutaciones que el virus ha logrado generar, hecho que nunca estuvo en los planes de los fármacos cuando fueron fabricados.
Tras diversos estudios de efectividad de los diferentes preparados, todo indica que tras la aparición de las distintas variantes, incluso las personas vacunadas tienen más probabilidades de infectarse, por lo cual se haría necesario proporcionar dosis de refuerzo. Ello se debería a un descenso en el tiempo de la inmunidad, la rápida movilidad de las nuevas cepas y a la tardanza de la población en vacunarse.
De todas las vacunas que hoy se aplican en el mundo, se ha demostrado que las de Astrazéneca y Pfizer/BioNTech, son notablemente efectivas, proporcionando más del 90% de efectividad contra las infecciones del SARS COV-2 que causan síntomas. Lamentablemente, muchas personas creen que al completar su vacunación con las dos dosis, serían ampliamente inmunes al virus, lo cual a todas luces es un craso error.
Se ha comprobado que los anticuerpos que producen las vacunas, con el tiempo disminuyen, en gran parte porque el cuerpo necesita producir más contra otros invasores, y el espacio es limitado. Además, algunas de las nuevas variantes han desarrollado mutaciones que les ayudan a evadir los anticuerpos. Es el caso de la “Delta”, cepa responsable de la generación de distintos brotes en todo el mundo.
Por ello, las autoridades sanitarias de muchos países -como es el caso de Chile- han decretado que la implementación de una tercera dosis como refuerzo, se hace necesaria para potenciar la respuesta inmune en personas que fueron vacunadas meses atrás. El dilema, en el caso chileno, es que no se sabe mucho de si es seguro o eficaz poner una tercera dosis con Sinovac.
Por lo mismo, el Minsal optó porque la vacunación con una tercera dosis de refuerzo, se hará -por ahora- con Astrazéneca y Pfizer y comenzó el 11 de agosto con los mayores de 86 años, y gradualmente se irá incluyendo los grupos de menor edad. Con ella se espera vacunar a más de 2 millones de personas de 55 o más años en su primera etapa.
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