Sebastián Fuentes Barraza
Sociólogo
Este martes, los portales de noticias, personalidades del mundo y personas corrientes, recordaron que han pasado mil días desde la muerte de Maradona. No es frecuente que se cuenten los días de los que han dejado este mundo, este hecho nos dice mucho y podemos aventurar una respuesta: se cuentan los días porque Maradona fue un genio.
“Todo lo que pertenece al genio es sagrado”, escribió Ardengo Soffici. Esto incluiría lo relacionado después de la muerte, y en el caso de Maradona, lo relacionado a su vida fuera de las canchas, porque el genio es indivisible, aunque muchos intenten separar al Maradona jugador del Maradona persona. Desde la estadística, Pelé fue mejor que Maradona, sin embargo, la conmoción fue menor el día de su muerte. Ni más goles ni más títulos sirven para alcanzar la genialidad de Maradona, porque ser un genio sería más que eso.
¿Cómo se puede reconocer al genio? Paradójicamente, nos sería más fácil reconocerlo en su vulgaridad. Maradona consumido por sus excesos, incluso teniendo faltas peores que el ser humano corriente, llegaba a lo inalcanzable para el ser humano corriente. De allí que Maradona genere tanto amor y rechazo. Esta dualidad es lo que acerca a Maradona a la gente, y al mismo tiempo, lo hace inalcanzable. La distancia que nos separa de Maradona, es mayor que la que podemos sentir con Messi, que disciplinado y ordenado, sus logros nos parecen coherentes; en cambio, la vida de Maradona se nos aparece como un misterio. Mircea Eliade advertía: “el genio coincide con el no-genio, con lo mediocre y lo insignificante. Reflexionen sobre esta coincidencia y encontrarán aquí el valor religioso del genio”. De lo anterior, no nos parecerá casualidad que exista una iglesia maradoniana.
Cuando era un niño, en una cancha que aún existe, alguien me dijo que cada vez que jugara, debía decir “yo soy Diego Armando Maradona”. Unos días atrás, en Youtube encontré un video en el que le pasan un balón de fútbol a Shaquille O’Neal, que mientras lo domina, dice jactándose a la cámara: “Diego Maradona”. Pasaran miles de días, y no creo que llegue el día en que en la tierra no haya alguien con un balón en los pies sin soñar con ser un genio, sin soñar ser Diego Maradona.
El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Publimicro.
Suscríbete al boletín:
Suscribete Gratis