El ministro Ricardo Blanco ha concluido su mandato como presidente de la Corte Suprema de Chile, un periodo de dos años caracterizado por una profunda crisis de confianza en el Poder Judicial. Su gestión, que abarcó desde 2024 hasta 2025, se desarrolló en el contexto más complejo de las últimas décadas, marcado por escándalos éticos y destituciones de magistrados. Bajo su liderazgo, el tribunal enfrentó las consecuencias de los chats de Luis Hermosilla, un caso que desencadenó múltiples investigaciones y sumarios, resultando en la destitución de dos ministros supremos y la suspensión de un tercero, con un riesgo inminente de juicio político. El inicio de su presidencia estuvo opacado por la polémica compra de vehículos Lexus, que expuso falencias en la Corporación Administrativa del Poder Judicial y llevó a la destitución de sus directivos. Posteriormente, la filtración del audio de Hermosilla intensificó la crisis, obligando a Blanco a activar la Comisión de Ética para investigar a varios supremos, incluyendo a figuras como Sergio Muñoz y Mario Carroza. A pesar de enfrentar dudas sobre su liderazgo inicial, Blanco logró imponer rapidez y severidad en las investigaciones, consiguiendo destituciones en tiempo récord y evitando una defensa corporativa del pleno.
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