En la localidad valenciana de Paiporta, los reyes de España, Felipe VI y Letizia, así como el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y otros dignatarios, enfrentaron una hostil recepción durante su visita a los damnificados por la devastadora DANA, que dejó 217 muertos. La comitiva real fue recibida con insultos y barro, una muestra del intenso descontento popular ante la gestión de la catástrofe. La situación se tornó tan tensa que los planes iniciales tuvieron que ser cancelados, aunque los monarcas intentaron dialogar con los habitantes afectados para calmar los ánimos. A pesar de los esfuerzos de consuelo y las declaraciones de apoyo previas de los monarcas y líderes locales, la realidad en el terreno mostró un panorama diferente, reflejado en el fuerte rechazo de los ciudadanos hacia las autoridades. La visita, que pretendía ser un gesto de solidaridad y apoyo, evidenció el profundo dolor y la frustración de una comunidad gravemente impactada por las inundaciones, catalogadas como la peor catástrofe europea de su tipo desde 1967.
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