Apenas tres semanas separan a Donald Trump y Kamila Harris para saber quién será el próximo presidente (a) de los Estados Unidos. En los sondeos nacionales, la vicepresidenta demócrata sigue a la cabeza, lo cual podría anticipar un hecho histórico, de convertirse en la primera mujer al mando del país. Pero no es en los sondeos donde se está decidiendo el voto. La clave está en los siete estados “péndulos” o claves, los que pueden decantar las elecciones hacia un lado u otro. Y desde ese punto de vista, no hay absolutamente nada ganado. Wisconsin es uno de esos siete estados cruciales que aún vacila entre apoyar a Trump o Harris. Sobre el papel, el estado tradicionalmente ha tendido a ser un feudo demócrata desde finales de la década de 1980. Barack Obama ganó allí por un amplio margen en 2008 y 2012, hasta la sorprendente victoria republicana en 2016, cuando el magnate empresarial se impuso a Hillary Clinton en las urnas. Los demócratas lograron recuperar Wisconsin en 2020 en las últimas elecciones presidenciales. Pero entonces, Joe Biden solo ganó por un margen de 20 mil votos frente a Trump. Y desde entonces, es imposible tener la certeza de saber hacia dónde se inclinará la balanza.
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