El tiempo libre en verano hace que los niños, niñas y adolescentes se vuelquen a su celular y utilicen las redes sociales. Allí encuentran información, diversión, pero también el riesgo de no compartir y disfrutar de este periodo de descanso junto a la familia. Eduardo Sandoval, psicólogo e investigador de la Universidad Autónoma, explica que “pasar demasiado tiempo en las redes sociales durante etapas críticas del desarrollo puede alterar procesos cerebrales cruciales para la regulación emocional, el funcionamiento ejecutivo y las habilidades sociales. Sobre todo en niños menores de 10 años.
Añade que “la sobreexposición a contenido seleccionado o la búsqueda de validación puede distorsionar la autopercepción, lo que lleva a un mayor riesgo de ansiedad y baja autoestima. De la misma forma, los sistemas de recompensa impulsados por la dopamina tienden a reforzar conductas compulsivas, lo que socava, por ejemplo, la atención sostenida y las rutinas saludables”. Además, la interacción inadecuada fuera de línea -dice Sandoval-, impide el desarrollo de la empatía y la comprensión social. Por eso, es esencial controlar el uso que se les da a estos dispositivos fomentando el equilibrio y priorizando las comunicaciones e interacciones cara a cara.
Asegura que los padres pueden adoptar estrategias: por ejemplo, establecer rutinas constantes incluidas en áreas o zonas libres de dispositivos dentro del hogar, limitar la participación impulsada sobre todo por la hiperactivación de la vía mesolímbica de la dopamina, promover actividades fuera de línea como deporte e interacción familiar tiende a fortalecer las conexiones y mejorar el bienestar. Enseñar un uso responsable de las redes sociales es clave. Según el académico de la U. Autónoma, para evitar la sobreactivación hay que establecer límites de tiempo frente a las pantallas o de uso diario, junto con fomentar la alfabetización digital, es decir, enseñar tempranamente a los niños a evaluar críticamente el contenido para identificar la desinformación.
“Los adultos a cargo de menores -añade- tenemos que predicar con el ejemplo, exhibir un uso consciente y responsable de las redes sociales, aprovechando que a través del modelamiento podamos transmitir hábitos responsables a los niños sobre cómo nos relacionamos con estos dispositivos”. Añade que hay estrategias de control parental hasta softwares y mecanismos que aseguran la privacidad, para prevenir la exposición a contenido dañino o interacciones riesgosas en las plataformas sociales.
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