Rusia impuso este martes férreos controles de divisas adicionales a las pocas empresas occidentales afincadas en Moscú, que están vendiendo sus activos locales, con la posibilidad de retirar los ingresos en dólares y euros. La medida es un esfuerzo del Kremlin para apuntalar el debilitamiento del rublo, golpeado por las sanciones impuestas al país tras la invasión a Ucrania, informó este martes el Financial Times. En pocas palabras, las compañías no rusas que quieran irse del país o vender parte importante de sus activos, ya no podrán esperar por ello recibir dólares o euros, sino rublos, de tal forma que así se potenciará la moneda local y se evitará su debacle. Según el influyente diario económico británico, que cita a personas familiarizadas con el asunto, las empresas occidentales que salen de Rusia, deben acordar un precio de venta en rublos. Si, en cambio, insisten en recibir divisas, se enfrentan a retrasos e incluso pérdidas en las cantidades que pueden transferirse al extranjero. La medida es una respuesta a la fuerte depreciación del rublo, que este año perdió más de un 20% de su valor frente al dólar y superó los 100 rublos por dólar en agosto.
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