Considerada como la discusión parlamentaria más compleja de los últimos años, la puesta en tabla en el Congreso del Presupuesto 2026, se está proyectando como un parto más que difícil, donde están latentes los peligros de que la “criatura” nazca con más de alguna tara no deseada. Así lo visualizan muchos parlamentarios, quienes reconocen que la tramitación que se iniciará de lleno a partir del 01 de octubre, una vez el Ejecutivo ingrese el proyecto al Congreso Nacional, será “un hueso duro de roer”. De partida, será el ministro de Hacienda, Nicolás Grau, quién tendrá la difícil misión de liderar las conversaciones por el gobierno, donde se buscará conjugar la responsabilidad fiscal con lo social, es decir, mantener el equilibrio entre ingresos y gastos. La meta sería lograr un ajuste en torno a los US$2 mil millones, lo recomendado por la comisión de economistas que asesoró a la cartera previo a septiembre. En la Antesala ya se han marcado insalvables diferencias, no solo con la oposición, sino además con las gobernaciones regionales, quienes han levantado la voz para reclamar por un recorte del ítem general, que se ha focalizado precisamente en los GORES. De hecho, la Asociación de Gobernadores y Gobernadoras Regionales de Chile (AGORECHI) elevó un duro reclamo hasta el Parlamento por las 12 regiones que recibirían este impacto.
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