Ante el eminente confinamiento de Beijing, la capital china de 22 millones de personas, la gente en masa ha salido a comprar suministros. Los supermercados han debido realizar esfuerzos, para dar abasto a la multitud de personas que hacen fila para adquirir elementos esenciales. Por su parte, las empresas de Delivery han agotado su stock de productos. Las pruebas masivas para detectar Covid-19 se han vuelto rutinarias. Los habitantes temen seguir los pasos de Shanghai, y permanecer semanas confinados en sus hogares para detener el virus.
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