Millones de jeringas desechadas, las mascarillas usadas, los frascos de vacunas vacíos y toda la llamada “basura pandémica”, convertidas en toneladas de desechos médicos, amenazan la salud humana y el medio ambiente, según un informe de la OMS. El material, una parte del cual podría ser infeccioso, ya que el coronavirus puede sobrevivir en las superficies, expone potencialmente a los trabajadores de la salud a quemaduras, lesiones por pinchazos de agujas y gérmenes que causan enfermedades.
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