La tensión sigue al alza en Bolivia, motivada por la pugna interna en el oficialismo de ese país. El gobierno del presidente Luis Arce denunció este martes ante la comunidad internacional, la presión de su ex aliado y rival político Evo Morales y lo que consideró un “ultimátum”, ante, lo cual fue considerado como “una amenaza para el orden democrático del país”. La semana de marchas y confrontaciones, entre seguidores de Morales y los afines al mandatario actual, finalmente llegó el lunes a La Paz, la sede de gobierno, y concluyó la jornada con un llamado al Gobienro, del líder histórico del partido oficialista Movimiento al Socialismo, para que sustituya a sus ministros y con una mención velada a que renuncie. “Si Lucho quiere seguir gobernando, primero, en 24 horas que cambie a ministros corruptos…”, exigió Morales el lunes a Luis Arce. “De no hacerlo, sabrá lo que tiene que hacer”, lanzó después, advirtiendo de más movilizaciones si no hay respuesta. Esa petición, tras meses de desavenencias entre Arce y Morales por ver quién será el futuro candidato presidencial del MAS, fue entendida por el ejecutivo como un “ultimátum” que amenaza “con interrumpir la continuidad del orden democrático” de Bolivia.
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