La centroizquierda chilena ha experimentado su peor resultado en una elección presidencial desde el retorno a la democracia, con Jeannette Jara obteniendo un 41% en el balotaje frente a José Antonio Kast. Este revés, que supera las derrotas anteriores de Eduardo Frei y Alejandro Guillier, ha generado un intenso debate interno sobre las causas y las consecuencias para el futuro del sector. Analistas y figuras políticas coinciden en que la unidad será crucial para evitar una fragmentación que podría debilitar aún más a la oposición en los próximos años. Francisco Vidal, exvocero del comando de Jara, subraya la necesidad de un análisis pausado para diagnosticar las razones de la pérdida, señalando que parte del electorado histórico de la izquierda migró hacia la derecha. Enfatiza la importancia de construir un «muro de contención» para proteger los avances sociales logrados en las últimas décadas, especialmente ante posibles retrocesos bajo el nuevo gobierno. Vidal también destaca el surgimiento de liderazgos femeninos, como Jara, Paulina Vodanovic, Carolina Tohá y Alejandra Krauss, quienes podrían desempeñar roles clave en la reconstrucción del sector. El triunfo de Kast es interpretado por expertos como una derrota simbólica para el presidente Gabriel Boric, reflejando un descontento con su administración y una demanda ciudadana por mayor orden y eficiencia estatal.
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