La candidatura de la expresidenta Michelle Bachelet para asumir la Secretaría General de las Naciones Unidas enfrenta un escenario de incertidumbre y críticas internas, mientras sus contendores avanzan con estrategias más agresivas. En el último consejo asesor de política exterior, exembajadores como Juan Martabit y Cristián Barros cuestionaron la falta de proactividad del gobierno chileno, destacando que esta postulación, considerada la más relevante para Chile en décadas, no recibe el respaldo diplomático necesario. Desde Nueva York, la misión chilena liderada por la embajadora Paula Narváez ha presionado para acelerar las gestiones, en contraste con la cautela observada en Santiago. Mientras tanto, candidatos como el argentino Rafael Grossi, director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, ya han formalizado sus postulaciones con apoyos clave de Italia y Paraguay, y han iniciado campañas internacionales activas. Otros aspirantes, como la costarricense Rebeca Grynspan, aprovechan sus cargos en la ONU para promover sus candidaturas, generando un entorno competitivo que contrasta con la lentitud chilena. La reciente convocatoria de la ONU para presentar candidatos, tras meses de negociaciones entre potencias con poder de veto, subraya la complejidad del proceso y la necesidad de una estrategia clara.
Suscríbete al boletín:
Suscribete Gratis




