Evie Toombes, una joven británica de 20 años, demandó por millones de dólares al ginecólogo Philips Mitchell, el médico de su madre, por permitirle nacer. La mujer nació con espina bífida (una anomalía de la columna vertebral), por lo cual ha debido pasar toda su vida enganchada a tubos, afirma que no habría nacido así, si su madre hubiera sido debidamente asesorada por el médico, prescribiéndole ácido fólico antes y durante el embarazo.
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