Producto de las confrontaciones entre israelíes y palestinos en Jerusalén, el predio de la Mezquita de Al Aqsa, el tercer sitio más sagrado del Islam, fue alcanzado por fuegos artificiales. Las altas llamas emanadas desde su interior, podían ser vistas desde kilómetros. Previo a ello, hubo escaramuzas entre fuerzas de seguridad de Israel y palestinos, como respuesta a los ataques a Jerusalén.
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