A pesar de ciertos avances culturales y discursivos en materias de inclusión, la realidad de miles de personas de la diversidad sexual y de género en Chile sigue marcada por la negligencia estructural, el desconocimiento profesional y la patologización encubierta en la atención de salud. En el marco del Mes del Orgullo, es necesario visibilizar una problemática que persiste de forma alarmante en nuestro país: la falta de acceso a servicios de salud mental seguros, afirmativos y culturalmente competentes para la población LGBTIQANB+. Las brechas en el sistema sanitario afectan directamente el bienestar emocional y físico de estas comunidades, generando un impacto profundo y, muchas veces, silenciado. La falta de formación de parte importante del personal sanitario genera efectos como el abandono de procesos terapéuticos, incremento del malestar psíquico, y en casos más graves, autolesiones e intentos de suicidio. Según la encuesta T de OTD Chile, ya en el año 2017, más del 76% de las personas trans eran discriminadas por su identidad de género, y más del 50% señalaron que recurrieron al auto-daño como forma de respuesta emocional. “El rechazo familiar, la exclusión escolar, el acoso callejero, la precarización laboral y el discurso de odio mediático, configuran un entorno que vulnera cotidianamente el bienestar psíquico y físico de las personas LGBTQIANB+”, señala Jaime Méndez, psicólogo clínico Especialista en Diversidad Sexual y de Género en ADIPA.
Suscríbete al boletín:
Suscribete Gratis