En el contexto político chileno, la Cámara de Diputados enfrenta un período crucial de negociaciones para establecer acuerdos de gobernabilidad tras las elecciones. Con 76 diputados apoyando al presidente electo José Antonio Kast, la derecha necesita dos votos adicionales para alcanzar la mayoría absoluta de 78 escaños, esencial para controlar la agenda legislativa y la distribución de cargos clave, como la presidencia de la Cámara y las comisiones. Aunque una opción viable es un pacto con los 14 diputados del Partido de la Gente (PDG), donde Pamela Jiles emerge como figura prominente, la derecha explora alternativas más estratégicas. La centroizquierda, compuesta por partidos como la DC, PPD, PS y liberales, ofrece una vía potencial, pero la atención se centra en acuerdos con diputados disidentes del oficialismo actual, como Jaime Mulet (Frevs) y René Alinco (independiente Frevs). Esta opción resulta atractiva para la derecha, que ha formado un comité negociador liderado por José Miguel Castro (RN), incluyendo a Benjamín Moreno, Jorge Alessandri y Cristóbal Urruticoechea. Un acuerdo con Mulet y Alinco podría no solo asegurar la mayoría, sino también atraer a otros legisladores pragmáticos, como Carlos Bianchi, consolidando una coalición más amplia y relegando a la centroizquierda a una posición minoritaria en las negociaciones.
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