El Partido Republicano ha iniciado una fase crucial de planificación para la segunda vuelta presidencial, liderada por Martín Arrau como jefe de campaña. Con José Antonio Kast obteniendo un 23,9% de los votos en la primera vuelta, el equipo ha definido un itinerario meticuloso que comenzó con una visita a La Araucanía, enfocándose en temas de violencia y diálogo local. Esta estrategia busca evitar improvisaciones, aprendiendo de experiencias pasadas, y se basa en un diseño semanal riguroso que incluye un nuevo eslogan: «Uno para todos, todos por el cambio», reemplazando el anterior «La fuerza del cambio». Un aspecto clave es la integración de propuestas de aliados potenciales, como Evelyn Matthei y Johannes Kaiser, sin negociar el programa base pero abriéndose a ideas en salud y vivienda, como la iniciativa «pie cero» de Matthei. Aunque se espera un comando unitario con Chile Vamos y el Partido Nacional Libertario, el rol activo de Matthei sigue incierto, mientras que Kaiser se anticipa más comprometido. Paralelamente, el partido busca captar el apoyo de Franco Parisi, cuyo 19,7% de votos lo convierte en un elector decisivo. Los republicanos reconocen la necesidad de construir puentes desde cero con el Partido de la Gente, enfocándose en coincidencias como crecimiento económico y seguridad, y planean despliegues en regiones del norte donde Parisi tuvo mayor respaldo. Este enfoque integral subraya la determinación de Kast para consolidar una coalición amplia frente a Jeannette Jara.
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