La administración estadounidense ha anunciado oficialmente su intención de incautar el petróleo transportado por un buque venezolano interceptado frente a las costas de Venezuela. En una rueda de prensa, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, declaró que el buque será dirigido a un puerto estadounidense y que se seguirá un proceso legal para la incautación del crudo. Esta operación, llevada a cabo por el FBI, Seguridad Nacional y la Guardia Costera con apoyo del Pentágono, ha sido rechazada por el gobierno venezolano y ha generado tensiones internacionales. Leavitt enfatizó que la acción forma parte de una estrategia más amplia para combatir el narcotráfico y aplicar sanciones en la región, argumentando que no se permitirá que buques sancionados operen con petróleo del mercado negro cuyas ganancias puedan financiar regímenes corruptos. Sin embargo, evitó confirmar si se planean más incautaciones similares en el futuro. La intervención ha provocado reacciones críticas dentro del Congreso estadounidense, donde legisladores de ambos partidos han expresado preocupación por el riesgo de escalada militar. Senadores como Chris Van Hollen y Rand Paul han cuestionado la transparencia de la operación y advirtieron que acciones como estas podrían llevar a un conflicto abierto con Venezuela.
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