¿Está Johannes Kaiser alcanzando su techo político?

Las encuestas nacionales reflejan un crecimiento sostenido de Johannes Kaiser, quien ha logrado posicionarse con alrededor del 15% de apoyo. Sin embargo, tengo la impresión de que su ascenso podría estar alcanzando su techo, especialmente tras manifestar su interés en una candidatura presidencial.

El fenómeno de Kaiser ha estado marcado por el factor novedad, algo que sin duda le ha ayudado a captar la atención de ciertos sectores de la ciudadanía. No obstante, su estilo de “luchador solitario” plantea un desafío clave: gobernar requiere mucho más que un discurso atractivo para una parte del electorado. Se necesita una estructura política sólida, alianzas estratégicas y un programa de gobierno bien articulado, aspectos en los que su figura aún presenta vacíos.

Otro elemento que podría limitar su crecimiento es la reiteración de su discurso. Tras seguir varias de sus entrevistas, es evidente que sus planteamientos giran en torno a los mismos ejes: la tenencia de armas, la pena de muerte y la baja de impuestos como motor de crecimiento económico. Si bien estos temas pueden resultar atractivos para ciertos votantes, la falta de profundidad en sus propuestas podría convertirse en un obstáculo a largo plazo.

A esto se suma su posición respecto a temas altamente sensibles, como su apoyo al indulto de personas procesadas por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura y a policías acusados de excesos durante el estallido social de 2019. Estas posturas refuerzan su imagen como un candidato de extremos, lo que puede generar adhesión en un nicho específico, pero también dificultades para expandir su base de apoyo.

Si bien Kaiser ha logrado estructurar el Partido Libertario, con un número relevante de seguidores, esto no garantiza una estructura política robusta. La construcción de un proyecto presidencial requiere algo más que militantes: necesita ideólogos, parlamentarios, alcaldes y redes de apoyo que le den sustento a sus ideas y viabilidad a su propuesta de gobierno.
Por supuesto, estamos aún en plena carrera presidencial y los escenarios pueden cambiar. No obstante, la historia política chilena nos muestra que las posturas extremas suelen tener una explosión inicial significativa, pero mantenerlas en el tiempo es un desafío mayor. Al final del día, Chile sigue siendo un país con una fuerte tendencia al conservadurismo, lo que podría jugar en contra de la consolidación de un liderazgo como el de Kaiser.