Santa Micaela (1809 – 1865), o santa Michelle como se conoce en Francia, es la fundadora de las Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad, España. Canonizada a comienzos del siglo XX (1934), se destacó por su obra social principalmente con el trabajo en la re-educación a mujeres en riesgo social.
Menciono esto a propósito de la contingencia en nuestro país respecto a la irrupción de otra Micaela (Michelle Bachelet) en el contexto presidencial y lo encomendados a su figura que parece estar hoy en día el oficialismo, después de todo, es la única que parece opacar la opción presidencial de Evelyn Matthei. Otras figuras políticas fuertes del oficialismo y sus aliados, como Claudio Orrego y Tomás Vodanovich, ni siquiera se acercan a la corta distancia que obtiene Bachelet de Matthei, tan solo 8 puntos de diferencia, muy lejanos a los 18 puntos de Orrego y 20 de Vodanovich, según la última encuesta CADEM de febrero 2025.
El gobierno de Gabriel Boric, que ha logrado mantenerse a flote con una aprobación más o menos constante en torno al 30%, no ha sido la gran calamidad que han pretendido instalar las redes sociales y los medios de comunicación de oposición y de derecha. Y esto es clave, la derecha chilena tendrá que hacer algo más audaz para evitar que, “por los palos” (usando la jerga hípica), pueda avanzar con fuerza la figura de la expresidenta Bachelet.
De Bachelet son muchos los rumores: que está cansada, que no quiere, no está convencida, el sacrificio familiar, que la salud no la acompaña, que teme el fuego amigo y la poca cohesión del sector, etc. Pero una cosa es segura, una definición de Michelle Bachelet podría provocar un sismo político importante, ya sea a favor o en contra. Una primaria del sector podría no resolver nada, ya que nadie es más competitivo que la expresidenta. Y el panorama actual en política no da para “experimentar”. Las condiciones del votante actual es que quiere “irse a lo seguro”. Hay un desgaste social importante frente a la política y un vuelco ciudadano hacia una mayor estabilidad de todo tipo, social, económica, política, emocional, etc. Ambos conglomerados, oficialismo y oposición, deberían estar centrados hoy, en definir una estrategia que les permita “hacer match” con el sentir ciudadano más que con los preceptos ideológicos de cada célula del sector. El que cada uno quiera tener satisfechos sus requerimientos puede ser hoy un problema mayor. Es el momento de las concesiones, de sacrificar algo.
Frente a este debate, los ciudadanos tienen una carta importante. Pueden decidir algo que haga ganar al pueblo, a la gente, al ciudadano, al común de a pie. Hay que esperar los programas e ideas presidenciales. Si gana la gente o no; si hay crecimiento y desarrollo para las familias o no; si Chile avanza y nos hacemos un país más próspero y con mayores beneficios para la mayoría o no.
Fundamental serán los enfoques de cada sector, la fuerza dura o la fuerza blanda, comprender el mundo como es o transformarlo a cómo quieres que sea; oportunidades, ¿para quién?, para algunos, para todos; ¿Meritocracia real?, ¿más proyectos e industrias?, ¿qué pasa con el medio ambiente?, ¿el cambio climático?, ¿la política internacional?, ¿la guerra en Gaza y Ucrania?. Atentos a las propuestas.
El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Publimicro.
Síguenos en:
Suscríbete al boletín:
Suscribete Gratis
