Al menos 17 ciudadanos japoneses han sido acusados de «espionaje”, tras draconianas normas introducidas por Beijing en julio, lo que hace que las empresas se muestren reacias a enviar su personal a China y ponga en peligro la producción local. Las empresas japonesas son cada vez más cautelosas a la hora de enviar personal a sus oficinas de representación en China, ya que los ciudadanos japoneses continúan bajo custodia bajo las vagas leyes de espionaje de Beijing. A finales de agosto, la emisora nacional NHK citó a diplomáticos japoneses que confirmaron que un japonés de unos 50 años, que trabajaba para la empresa farmacéutica japonesa Astellas Pharma, fue acusado bajo la ley china de espionaje. No se proporcionó la identidad del hombre ni su empleador, y el gobierno japonés no ha sido informado de los cargos que enfrenta. Desde 2014, al menos 17 ciudadanos japoneses han sido arrestados en virtud de las leyes de espionaje de China. Nueve de ellos fueron condenados a penas de prisión tras juicios que se celebraron a puerta cerrada. Varios otros siguen esperando juicio.
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