En un intento por contrarrestar la influencia china en América Latina, Estados Unidos ha puesto sus ojos en el puerto de San Antonio en Chile como un enclave estratégico clave. Este interés se ha traducido en una planeada visita de una delegación de inversionistas estadounidenses, organizada por el banco Development Finance Corporation, que evaluará la participación en la modernización de este puerto. Esta iniciativa surge en un contexto de tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, especialmente debido a la construcción del megapuerto de Chancay en Perú, financiado por capitales chinos, que amenaza con desplazar a los puertos chilenos en el comercio transpacífico. Simultáneamente, la administración del presidente electo Donald Trump ha anunciado planes para imponer aranceles significativos a los bienes exportados desde el puerto de Chancay, lo cual podría repercutir positivamente en los puertos chilenos como el de San Antonio, reforzando así la posición de Chile como un aliado comercial estratégico para Estados Unidos en la región. Este movimiento diplomático y comercial busca no solo fortalecer la infraestructura portuaria chilena sino también cimentar alianzas más fuertes y duraderas entre Estados Unidos y América Latina frente a los avances de la influencia china en la región.
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