La Economía Azul, un modelo que promueve el uso sostenible de los recursos marítimos equilibrando el bienestar social con la protección de los ecosistemas, está ganando relevancia en la Región del Biobío. Este enfoque se ve potenciado por la infraestructura y servicios ya establecidos en la zona, donde una articulación efectiva entre ciencia, sector privado y territorio puede consolidar al mar como un motor clave de desarrollo regional. Expertos locales destacan que el Biobío cuenta con ventajas estratégicas, incluyendo un sistema portuario de importancia nacional, un sector pesquero robusto y una extensa franja costera. Marjorie Baquedano Rodríguez, académica de la Universidad del Bio Bio e investigadora del INCAR, señala que la región posee oportunidades únicas para innovar en logística, desarrollar tecnologías marinas y agregar valor a los recursos del mar, apoyada por universidades y centros de investigación. Sin embargo, advierte que la convivencia entre múltiples actores en el borde costero ha generado conflictos, y sin participación efectiva y garantías ambientales, la Economía Azul podría reducirse a un mero cambio de nombre para prácticas extractivas tradicionales. José Ignacio Hernández, de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, enfatiza que la conciliación entre desarrollo económico y sustentabilidad es fundamental.
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