Guayaquil, la segunda ciudad más grande de Ecuador, se ha convertido en el epicentro de una droga que carcome los cimientos de la sociedad. Se trata de la droga “H”, una mezcla de cemento, cal, pintura y menos de un 3% de heroína, altamente adictiva y tóxica y fácil de adquirir por su bajo precio. El mayor problema que enfrenta el Gobierno ecuatoriano, es que niños desde los 12 años se han hecho adictos a esta sustancia que transforma a seres humanos, en seres sin voluntad. Dentro de las alteraciones que provoca, se reportan síntomas psicóticos y alucinaciones, carencia de deseos de dormir ni comer, y un incesante movimiento patológico de piernas. Los hospitales de la ciudad, se han saturado completamente, reportando ingresos de hasta un 90% de pacientes que acuden con síntomas de consumo de “H”.
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