En el escenario político chileno, la izquierda enfrenta un debate crucial sobre su rol como oposición ante el próximo gobierno de José Antonio Kast. El Partido Comunista (PC) ha convocado a movilizaciones unitarias, incluyendo eventos como el 8 de marzo y el 1 de mayo, argumentando que son necesarias para defender derechos sociales y contrarrestar tendencias autoritarias. Sin embargo, esta postura ha generado divisiones significativas dentro de la alianza de gobierno del Presidente Gabriel Boric. El Socialismo Democrático, que agrupa al PS y PPD, rechazó con firmeza la propuesta del PC. El senador Juan Luis Castro enfatizó la distinción entre la defensa de derechos y el uso de la agitación social como método político, señalando que la coexistencia de estrategias diferentes será un dilema para la izquierda. En la misma línea, el diputado Raúl Leiva criticó el tono y oportunidad del llamado, considerándolo negativo en vísperas de un nuevo gobierno. La Democracia Cristiana también expresó preocupación, con el vicepresidente de la Cámara, Eric Aedo, advirtiendo contra el uso de movilizaciones como arma política para desestabilizar gobiernos. Desde la Federación Regionalista Verde Social, el diputado Jaime Mulet matizó su posición, aceptando la validez de las protestas solo si hay intentos de reducir derechos de grupos vulnerables, siempre de manera pacífica.
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